Un pequeño asentamiento turístico frente al Parque Nacional del Archipiélago de la Maddalena. En Porto Rafael, los colores dominantes son el azul del mar que contrasta con el blanco de las casas del pueblo situado en el extremo norte de la isla, en el territorio de Palau, del que dista sólo unos kilómetros, y Porto Cervo, el corazón de la Costa Esmeralda.
Fundado en los años sesenta por el conde español Rafael Neville de Berlanga del Duero, el centro turístico se caracteriza por una pequeña plaza que da directamente a Cala Inglese, también conocida como "la piscina de Porto Rafael", y por casas blancas rodeadas de coloridos jardines. Es un popular destino de vacaciones estivales, frecuentado por personalidades del mundo del espectáculo internacional, pero también un lugar para familias y amantes de la relajación y la vida social.
Un pequeño asentamiento turístico frente al Parque Nacional del Archipiélago de la Maddalena. En Porto Rafael, los colores dominantes son el azul del mar que contrasta con el blanco de las casas del pueblo situado en el extremo norte de la isla, en el territorio de Palau, del que dista sólo unos kilómetros, y Porto Cervo, el corazón de la Costa Esmeralda.
Fundado en los años sesenta por el conde español Rafael Neville de Berlanga del Duero, el centro turístico se caracteriza por una pequeña plaza que da directamente a Cala Inglese, también conocida como "la piscina de Porto Rafael", y por casas blancas rodeadas de coloridos jardines. Es un popular destino de vacaciones estivales, frecuentado por personalidades del mundo del espectáculo internacional, pero también un lugar para familias y amantes de la relajación y la vida social.
El centro está equipado con todas las comodidades y es la sede estival de eventos náuticos de renombre internacional. No hay que perderse el 11 de agosto un acontecimiento especial en la pequeña plaza: todos los participantes, vestidos con una túnica blanca, bailan en honor del conde fundador de la ciudad.
El pequeño puerto deportivo de Porto Rafael es un lugar ideal para el desembarco de pequeñas y grandes embarcaciones, así como punto de partida de excursiones a las encantadoras islas del archipiélago. A tiro de piedra del pueblo, a lo largo de toda la costa de Palau encontrará pequeñas playas de arena rosácea de grano grueso con pequeñas rocas, que forman auténticas piscinas naturales.