Un maravilloso oasis lejos de todo: imponentes y sinuosas dunas de arena fina, cálida y dorada, de hasta 60 metros de altura, moldeadas por el mistral, que se extienden desde el interior a lo largo de varios kilómetros hasta sumergirse en el mar azul, infinito y reluciente. Piscinas, joya de la Costa Verde en el municipio de Arbus, parece una pintura oriental, un paisaje que deja sin respiro, una playa que no puedes perderte durante tu estancia en la isla, clasificada entre las más bonitas del mundo por la revista National Geographic. Tras recorrer caminos de tierra y arena, de repente aparece ante el visitante una amplia playa dorada que se extiende por más de siete kilómetros de longitud. En el horizonte, el azul del mar y el azul del cielo se funden, mientras que las dunas de arena brillante, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se mezclan con los colores de la maquia mediterránea. La vegetación crece exuberante: enebros centenarios de ramas retorcidas, lentiscos y acebuches que forman pequeños bosques y, en primavera, alhelíes, azucenas de mar y amapolas de arena. Aquí, de vez en cuando merodea el ciervo sardo, mientras que en la orilla las tortugas marinas depositan los huevos.