El Bosque de Usinavà está en el municipio de Torpè con una superficie de 1.146 hectáreas aproximadamente. Esta zona se caracteriza por un bonito escenario natural compuesto de rocas ásperas y agrestes, que por los fenómenos de la erosión se han modelado dando su forma y silueta. Una naturaleza de extraordinaria belleza dominada por ondulaciones de granito abruptas y pedregosas, con terrenos yermos que otorgan al área una atmósfera silenciosa y de soledad, mientras que los trayectos de la mancha mediterránea, con alturas y densidades diferentes de vegetación, avivan algunas zonas con colores verdosos. Ciertos trayectos del bosque están dominados por granitos de los que se distinguen las "sierras", una continuación de crestas cónicas similares a los dientes de una sierra. Las mayores concentraciones de bosques de encinas se encuentran en las localidades de Badd'e Cabras y Sa Figu, donde no faltan las plantas de madroño, lentisco, olivillo, enebro rojo y alcornoque. Rocas con concavidades, cavidades pequeñas y grandes aberturas en la roca o en los macizos separados, llamados "tafoni", creados por la erosión del viento. En las laderas de los montes y los valles hay bosques de encinas y alcornoques, entre los que no es raro encontrar surcos de agua de tipo torrentoso que con la lluvia forman pequeñas cascadas. Áreas accidentadas, zonas rupestres y pequeños bosques, hacen de este bosque un entorno natural heterogéneo que constituye el hábitat de muchas especies animales. La zona es frecuentada por una colonia de muflones que vive en un recinto equipado con puntos de agua y observación, al que pueden acceder grupos de estudiantes y turistas interesados por los animales selváticos. La zona está calificada como "oasis permanente de protección de la fauna": de hecho, es refugio para una variada caza como la perdiz sarda, el jabalí, la liebre, el jabalí selvático, el pato real, el calamón y muchos otros animales.