Un cilindro de piedra caliza sobre un cono de formación de rocas, una curiosa forma geométrica natural que se eleva casi mil metros sobre el nivel del mar, solitaria, en medio de colinas cubiertas de bosques. Su Texile, también conocido como su meseddu de Texile, es un taccu, es decir, una roca típica de formación antigua, monumento natural desde 1989, y el símbolo de Aritzo, un pueblo de montaña enclavado en la Barbagia di Belvì. Compuesto de caliza y dolomita mesozoicas, ocupa una superficie de casi una hectárea, tiene 24 metros de altura y entre 50 y 70 metros de anchura. Se llega desde las afueras del pueblo, a dos kilómetros por la carretera de la cantoniera de Cossatzu, en medio de un pintoresco paisaje de pastos, restos de un bosque de encinas, castaños, avellanos, cerezos y nogales. De repente te aparecerá una imagen que no olvidarás y comprenderás la observación de Vittorio Angius, historiador del siglo XIX: "su parte superior desde lejos se asemeja a un cilindro perfecto, de cerca revela una figura irregular".
Tezile, palabra bárbara de origen prerromano, indica un montículo aislado, mientras que meseddu, diminutivo del español mesa (mesa), indica un taburete tallado en un tronco: los dos términos hacen referencia a la forma de la grande roca que sobresale del relieve cónico, como si estuviera "sentado sobre ella". La extraña forma del Texile es su rasgo típico: parece una seta gigantesca y arrugada, con los bordes más erosionados en la base que en la parte superior. Presenta paredes verticales planas y cavidades kársticas. En las hendiduras se han asentado encinas -inusuales a estas altitudes- y han encontrado refugio endemismos típicos de la flora precuaternaria, una vegetación diferente de la de las zonas circundantes del Gennargentu. Su Texile es uno de los testigos, salvados por la erosión, de la cobertura calcárea del Jurásico que destaca a lo largo del borde occidental "deprimido" del macizo montañoso. La morfología es similar a la de los relieves vecinos, como los Tònneri de Belvì y Tonara.
El monumento también recibe el nombre de sa trona de Santu Efis: según la creencia popular, San Efisio habría predicado la fe a los habitantes de Barbagia desde aquí arriba. Otra leyenda lo cita como refugio de sa musca maccedda, un insecto asesino. La posición del taccu aritzese ha atraído la atención humana desde la prehistoria: está rodeado de testimonios neolíticos, como la domus de Janas de rio su Fruscu, de Baccu'e Forros, de su Furreddu'e Carraxioni y de Tonitzò (en el territorio de Belvì). A la Edad del Bronce se remontan los vecinos nuraghi su Nuracciolu y su Nuraxi Liustra, a los que está conectada una tumba de Gigantes. Excavaciones recientes han sacado a la luz restos de muros, incrustados en la ladera oriental del taco: en su interior se hallaron fragmentos de cerámica nurágica y romana imperial, lo que indica la continuidad de uso del sitio. Cerca del Texile también se encontró un tesoro de monedas romanas (siglos I-II d.C.), que se conserva en el Museo G. A. Sanna de Sassari. En el territorio de Aritzo, no te pierdas los domos de nie ('campos de nieve') de Funtana Cungiada (1.300 metros de altura), profundos pozos que datan del siglo XVII y que durante siglos alimentaron la actividad histórica del pueblo, el comercio de la nieve. Tras el recorrido por la naturaleza, admirarás el centro histórico y sus monumentos: la encantadora casa Devilla, el castillo Arangino, la iglesia parroquial de San Michele, las prisiones españolas del siglo XVII y el museo etnográfico de la montaña sarda. Aritzo es famosa por ser la "capital de las castañas" y por sus maistos 'e linna, artesanos talladores de madera.