El mundo sumergido, muy rico de flora y de fauna acuática, esconde también restos de barcos abandonados. Toda Cerdeña ofrece a los amantes de las inmersiones numerosas atracciones que no pueden perderse, como las naves encalladas en los fondos bajos, bellamente coloreadas e iluminadas por los rayos del sol. Por el contrario, en la oscuridad más profunda, los barcos hundidos adquieren de nuevo vida gracias al mar: meros, langostas, gambas y muchos otros animales se refugian en ellos, entre espléndidos campos de gorgonias y de especies raras, como el coral negro. Barcos completamente colonizados por un abanico de rojos y amarillos y por praderas de posidonias, que vibran con el fluir de las aguas, emocionando incluso a los submarinistas más expertos.
El Mediterráneo es la cuna de la civilización: en sus orillas, surgían pueblos y culturas diferentes. Cerdeña estaba en el centro de este mundo. Los numerosos restos de naves que se han encontrado en sus fondos nos remiten a las épicas batallas navales que enfrentaban a los pueblos por dominar los mares: ánforas, losas y columnas de mármol, palos y áncoras constituyen un extraordinario tesoro arqueológico, hallado cerca de los principales puntos de arribada del pasado, convertidos actualmente en acogedores puertos y encantadores pueblos marinos. Hoy, en los museos se exponen joyas y objetos de uso cotidiano, recuperados de restos de naufragios romanos y fenicios y que han servido de fuente de inspiración para la artesanía artística de la isla.
El mar alrededor de la isla siempre ha sido escenario de guerras. Los restos de las naves que descansan en las profundidades todavía están en posición de batalla, armadas de cañones y de metralletas cargadas de municiones. La sorpresa y la curiosidad invaden a quien se sumerge entre el puente de mando, las bodegas y las salas de máquinas de las naves, atraído por los rastros dejados por la tripulación, buscando la carga que nunca llegó a su destino. Durante la Segunda Guerra Mundial, los submarinos torpedeaban los convoyes mercantiles que descargaban provisiones en los puertos sardos, provocando auténticas tragedias. Hoy, esas tragedias regalan a los buceadores algunas de las inmersiones más bonitas del Mediterráneo, como la que lleva al Bengasi o la nave de los vidrios, un barco que navegaba sin armas ni escolta, cargado con una gran cantidad de botellas y otros objetos de vidrio que, iluminados por las linternas de los buceadores, crean un imperdible juego de luces y efectos visuales.
El golfo de los Angeli ofrece muchas atracciones submarinas: desde el Romagna, el buque cisterna hundido en 1943, hasta el Entella, que transportaba carbón y fue torpedeado por un submarino inglés. En los fondos de Teulada, una de las localidades preferidas por los amantes del buceo por la profundidad de sus farallones, hay varios restos de naves romanas. Al oeste, alrededor de la isla de Mal di Ventre, donde a menudo el mar es muy peligroso, se esconde una infinidad de naves naufragadas. Al este, en el golfo de Orosei, entre bancos de meros, seriolas, barracudas y corales, se hallan los restos de muchas naves que naufragaron por la furia del mar. No te pierdas las inmersiones más espectaculares del Mediterráneo.