A, aproximadamente, un kilómetro de la población de Villacidro, la localidad de Sa Spendula es el destino, cada año, de numerosos visitantes gracias al espectáculo ofrecido por la estupenda cascada, último salto del Río Coxinas de la homónima altura. En sardo, spendula significa cascada, por ello, Sa Spendula indica la cascada por antonomasia ubicada en un contexto natural de belleza encantadora. Seguramente se muestra en su forma más difuminada durante la estación de lluvias, pero en verano, la visita también es de éxito seguro, tanto porque la cascada es una de las pocas perennes en Cerdeña, como porque si ha creado una sugestiva iluminación vespertina.
Corría el año 1882 cuando Gabriele d’Annunzio, junto con algunos amigos, visitó el pueblo de Villacidro y quedó encantado con la belleza centelleante de la cascada de Sa Spendula, llegando a dedicarle un soneto, publicado en el Capitan Fracasa del 21 de mayo del mismo año. Las dos cascadas de Piscina Irgas y Muru Mannu se encuentran en el interior del área protegida de Monti Mannu, cubierta por una exuberante mancha mediterránea, alcornoques y un sub bosque de intensos. A éstas se llega, siguiendo recorridos señalizados en medio del bosque. Por una parte, el sendero 113 lleva a un espacio panorámico donde se puede admirar el espectáculo fascinante de la cascada que se lanza en una profunda piscina con un salto de, aproximadamente, 45 metros. Sus aguas, con el tiempo, han excavado grandes marmitas de donde, después, se deslizan velozmente a lo largo de un canalón entre alcornoques, madroños, brezos y adelfas para, a continuación, confluir en el torrente Leni. Por otra parte, el sendero 109, atravesado por numerosos vados que hacen desaconsejable el recorrido en épocas de lluvias, lleva al descubrimiento de la cascada sarda más importante: Muru Mannu, con una altura de, aproximadamente, 70 metros en su salto mayor, encajado en dos paredes de acantilados. A sus pies, se ha formado un precioso lago circundado por un bosque de alcornoques y acebos, dándole a este escenario un toque de particular fascinación.