Un túnel de aprox. 600 metros excavado en la roca por los mineros, desemboca en un acantilado que ofrece una vista espectacular del sugestivo farallón de Pan de Azúcar, monumento natural de 132 metros modelado por el tiempo. La mina de Puerto Flavia, dentro del promontorio que domina Masua, en el territorio de Iglesias, realizada entre 1922 y 1924, es una obra audaz suspendida entre el cielo y el mar, que permitía embarcar directamente los minerales, destinados a las fundiciones del norte de Europa, reduciendo drásticamente los tiempos y costos de transporte.
Dos túneles superpuestos desembocan a pico en el mar, con intervalos de gigantescos silos capaces de contener hasta 10 mil toneladas de material. En la galería superior se cargaban los silos, desde la inferior, con cinta transportadora, se embarcaban el plomo y el zinc sobre barcos de vapor mediante un brazo móvil.
El director del proyecto de esta obra maestra de ingeniería sin precedentes fue Cesare Vecelli. El ‘puerto’ lo bautizó con el nombre de la hija, Flavia, que surge sobre la torre de estilo medieval en la entrada del túnel. Para comprender la capacidad revolucionaria, imagina que hasta ese momento los minerales se cargaban a mano en las galanze (barcos de vela) y se transportaban al puerto de Carloforte, desde donde partían hacia el Continente.
El comienzo de la actividad de extracción se remonta a mitad del 1800. Al finalizar el siglo, con más de 700 empleados, la mina de Masua era una de las realidades de extracción más grandes. Después de un breve retroceso, en 1922 la sociedad belga de la Vieille Montagne le dio un impulso renovador. Luego llegó la crisis de los años treinta, hasta una declinación final lenta. El complejo de Masua incluye una aldea minera en la escarpada escollera de Punta Cortis: escuela, hospital, iglesia, laboratorios y casas sumergidas en el verde y diseminadas en los diferentes niveles rocosos. Interesante es también la visita al museo de las Máquinas de la mina: acoge unas sesenta, además de las herramientas y equipos mineros. Finalizada la excursión histórico-industrial, podrás relajarte en la playa de Puerto Flavia, que se asoma al mar cristalino al costado de los restos de la estructura minera, rodeada de un fresco pinar.