La alta concentración de personas longevas, sobre todo en algunas zonas de Cerdeña, ha llamado la atención de la comunidad científica internacional. Los estudios de varios investigadores tienden a demostrar la relación entre el estilo de vida, la alimentación y la longevidad: la predisposición genética, junto a la peculiar combinación de factores ambientales, antropológicos y culturales que caracteriza Cerdeña, explicaría este ‘envejecimiento exitoso’. En la isla se vive mejor y más años con respecto a la media italiana y europea. No es casualidad que el territorio de Ogliastra sea una de las cinco zonas azules del mundo, es decir, zonas en las que el porcentaje de personas centenarias y nonagenarias con buena salud y activas es más elevado que en los territorios vecinos.
Los excelentes productos agrícolas y los platos sardos son la base de la ‘dieta de los centenarios’. Alimentos de kilómetro cero, ricos desde el punto de vida nutricional, a menudo producidos por los mismos consumidores, asociados a un ritmo de vida que incluye el reposo tranquilo y la saludable actividad física, son el secreto del elixir de larga vida. En la isla, todavía hoy se saborean especialidades que, a menudo, se transmiten de generación en generación y siguen preparándose igual que hace siglos.
A este ‘envejecimiento exitoso’ contribuye la leche de cabra y de oveja, que tiene la ventaja de ser más fácil de digerir que la de vaca, y sus derivados. Y, luego, el famoso pan carasau, también muy rico desde el punto de vista proteínico, pero muy ligero por la escasa presencia de gluten, por lo que es un buen aliado en la lucha contra la diabetes. También la cebada, muy difundida en toda la isla, que se utiliza, sobre todo en invierno, para preparar sopas y menestras. Y, luego, las verduras: tomates, alcachofas e hinojos, muy ricos en vitaminas, y, sobre todo, legumbres, como habas y garbanzos, según algunos estudios responsables de la longevidad.
Los productos genuinos de la tierra, como la carne, los quesos, las verduras y la fruta de temporada son la base de la tradición culinaria de la isla que, por fuerza, tiene que ir acompañada por uno (o más) vasos de un buen cannonau, el vino sardo por excelencia, definido por sus propiedades beneficiosas (antioxidantes), el néctar de la larga vida. Sin duda alguna es uno de los símbolos del ‘envejecimiento exitoso’ de los sardos.