Lugares franciscanos, bienestar interior y sentido de comunidad
Acogida cálida y familiar, reglas sencillas y precisas, ritmo lento y reflexivo, momentos de compartir y de conocimiento, horas de relax en oasis de silencio y de paz. La hospitalidad franciscana es el "alma" de una experiencia de bienestar psicofísico y de intercambio cultural entre los viajeros y sus anfitriones, que reúne idealmente 14 centros sardos donde los seguidores de San Francisco de Asís han dejado una huella imborrable. En Gallura, desde principios del siglo XIII, los franciscanos eligieron los relieves de Luogosanto, donde, entre rocas de granito, se alza la Ermita de San Trano, hoy destino de peregrinación. En el pueblo los franciscanos erigieron Nuestra Señora de Luogosanto, basílica con el privilegio de la Porta Santa, que alberga a la reina de Gallura. En la sacristía se puede admirar el museo diocesano con muebles sagrados, estatuas y ex voto, incluyendo joyas finas. En busca de aislamiento, los frailes subieron al monte Rasu: se puede repetir el itinerario para conocer el lugar donde está tal vez enterrado Giovanni Parenti, ministro de la Orden después de Francisco. En Castelsardo, pueblo con vistas al mar, desde hace más de 500 años los menores conventuales residen en la iglesia de Nuestra Señora de las Gracias, donde se conserva lu Cristu Nieddu, crucifijo de enebro de principios del siglo XIII ennegrecido por el tiempo. En Mores, en el Meilogu, los capuchinos viven en el convento de San Antonio, lugar ideal para experimentar la experiencia franciscana.
Trajes y joyas, reflejo del alma sarda
Originales y llenos de significado, los trajes y las joyas tradicionales son el legado de las culturas que se han sucedido en Cerdeña: nurágica, fenicia, griega, bizantina y española. Nada de ellas se ha perdido, sino que todas han quedado reflejadas tanto en las costumbres sardas como en sus trajes y joyas. De ejemplos hay muchos, pero citaremos solo algunos. Para empezar, las vivaces y coloreadas cofias que se ponen las mujeres de Desulo en los días de fiesta. Ellas mismas las decoran bordando en miniatura los detalles de su vistoso traje tradicional: dibujos geométricos de color amarillo, rojo y azul, combinados con los adornos realizados según la fantasía de las hábiles y sensibles artistas. Completamente diferentes las mujeres de Tempio Pausania, austeras en su precioso traje tradicional de seda adamascada, todo negro. Despiertan la admiración de todos por la elegancia de su porte. En la cabeza llevan un velo de encaje blanco, sujetado por un broche de filigrana.
Los mares del sur, agua caribeña y alma africana
Extensiones infinitas de arena blanca se alternan con promontorios graníticos que caen a pico sobre aguas cristalinas de mil tonalidades. El sur de Cerdeña está salpicado de bahías con piscinas naturales donde los visitantes pueden pasar una agradable jornada practicando más de una actividad acuática. Sus aguas submarinas son ideales no solo para los amantes del buceo y del snorkeling, sino también para los amantes del relax que buscan panoramas únicos y exclusivos. Lugares escondidos y aislados donde tumbarse sobre la arena, disfrutar del masaje de las olas, caminar por la orilla, sumergirse y nadar en aguas cristalinas y, como no, relajarse bajo la sombrilla o un pinar cercano.
La Stonehenge del Mediterráneo
Cerdeña tiene una historia milenaria, ilustrada por los testimonios arqueológicos diseminados en todo el territorio. Los ejemplos de la prehistoria de la isla son innumerables: menhires, dólmenes, domus de Janas, pozos sagrados, tumbas de gigantes y un sinfín de complejos nurágicos. Grandes piedras que esconden secretos desde hace cuatro mil años. Construcciones, a menudo intactas, de las primeras civilizaciones que existieron en Europa, sitios únicos en el mundo, un patrimonio por descubrir y vivir: he aquí la Stonehenge del Mediterráneo.
Las playas del Príncipe
Desde el mar, un príncipe ismaelita atraca por casualidad en la ría natural de Porto Cervo y se queda embrujado. Eran los años sesenta y fue un amor a primera vista entre Karim Aga Khan IV, príncipe árabe e imán musulmán, y un tramo de Cerdeña salvaje y bellísimo, un diamante bruto envuelto por los perfumes de la maquia mediterránea, que desde las montañas desciende hacia el mar enmarcando playas paradisíacas. Su playa preferida se convierte en la playa del Príncipe, un arco de arena blanca rodeado por un espectacular escenario natural sobre el fondo de una profunda ensenada, protegida por un promontorio de granito rosa. Exclusiva por su belleza, pero abierta a todos: con un paseo de pocos minutos se llega al corazón verde, rosa, turquesa y marino de la Costa Esmeralda, como el príncipe rebautizó a esta parte de la Gallura.
Cerdeña, desde siempre tierra del vino
Según las leyendas griegas, fue Aristeo quien introdujo los cultivos en Cerdeña. El héroe se asentó allí por la belleza de la tierra y dio a los dos hijos nombres que recuerdan la agricultura y la viticultura: Kallikarpos, ‘de bellos frutos’ y Charmos, que deriva del semítico krmy (viticultor). De la mitografía a la realidad. Hoy en día es cierto que la vinificación en la isla se remonta al menos al siglo XV a.C.: según arqueólogos, botánicos y químicos, el vino más antiguo del Mediterráneo occidental era el sardo, una especie de cannonau de hace más de tres mil años. La hipótesis se hizo cierta después de analizar, a finales de 2016, los residuos orgánicos de una prensa de piedra encontrada en el pueblo nurágico de monte Zara, cerca de Monastir, a pocos kilómetros de Cagliari La arqueobotánica ha llevado inequívocamente a la presión y procesamiento de las uvas, especialmente las bayas rojas. Se trata de la prensa más antigua del Mediterráneo, testigo de la profunda competencia de la civilización nurágica en el campo de la vinificación. El descubrimiento sitúa la tradición del vino en la Edad Media del Bronce, aunque la exuberante presencia de vitis vinifera sylvestris lleva a la hipótesis de que la domesticación y la enología han evolucionado aún más atrás en el tiempo.
Monumentos abiertos, descubriendo tesoros arquitectónicos y artísticos
Magnificencia, memoria, autenticidad y sentido de comunidad: es la más grande ‘movilización’ popular para tutelar, valorizar y promover los bienes culturales de Cerdeña. La vigésimo primera edición de ‘Monumenti Aperti’ (Monumentos abiertos) candidata al Europa Nostra awards 2018, premio de la Unión Europea para el patrimonio cultural, mostrará, en el transcurso de siete fines de semana, el patrimonio arquitectónico, histórico y de naturaleza de la isla: 800 lugares de cultura, entre museos y sitios arqueológicos, iglesias y edificios históricos, monumentos naturales y parques de 59 Ayuntamientos sardos, siete de los cuales adhieren por primera vez a la manifestación. Cada comunidad se describe mediante itinerarios literarios, recorridos por la arquitectura urbana, marcada por siglos de alternancia de poder y viajes a un lejano pasado, entre las reliquias de antiguas civilizaciones. Tu visita se verá acompañada por la ‘narración’ de 18 mil voluntarios, en su mayoría estudiantes de la escuela de todos los niveles.
Escenarios mágicos en los que puedes decir que sí
Un destino ideal en todas las estaciones, incluso para casarse. Una tierra evocadora, romántica y fascinante: cada vez más parejas eligen para coronar su historia de amor los rincones más sugestivos de Cerdeña. Muchos visitantes conocen la isla de vacaciones, nos dejan un "pedacito" de corazón y a veces vienen a recogerlo en uno de los días más importantes de la vida. Muchos dan el sí en lugares famosos y encantados, otros en lugares menos conocidos, poéticos y que recuerdan el pasado arcaico, en la paz bucólica o lejos de los ruidos del mundo: un faro, una cueva, un pozo sagrado, las hileras de un viñedo besado por el sol, en jardines que cambian de aroma y de color con las estaciones. En gran parte de la isla se celebran bodas de ensueño: los recién casados pasan allí el evento previo y la luna de miel, mientras que sus invitados suelen aprovechar para quedarse de vacaciones.
La gran belleza viaja en el Trenecito Verde
«Al final de una larga subida, llegamos a una estación tras una extensión de soledad. En todo momento parece que más adelante no hay nada, cero civilización. Y cada vez llegamos a una estación». Es la descripción poética, a bordo de la locomotora que hoy es el Trenecito Verde, de Sea and Sardinia, obra dedicada por David Herbert Lawrence a su viaje a Cerdeña en 1921. Un siglo después, siguiendo su estela, viajeros de todo el mundo son atraídos por una línea ferroviaria única en su género, derivada de las ‘viejas complementarias’, proyectadas y construidas entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Una excelencia italiana, una experiencia única en Europa: cuatro tramos que suman un total de 437 kilómetros, tres compartimentos activos desde hace 130 años sin paradas, que comprenden obras arquitectónicas y de ingeniería, como puentes y túneles. Las líneas, nunca abandonadas, conservadas y protegidas, conectan costa e interior y se complementan con excursiones a los lagos en barco, a pie, en bicicleta y a caballo. Podrás subir al trenecito cuando funciona en temporada o alquilarlo para grupos: gracias a la iniciativa Su Trenu Antigu, dirigida a amantes de los trenes, colegios y operadores turísticos, tendrás una línea de ferrocarril en exclusiva.
Borghi, alma profunda de la isla
No se parece a ningún lugar. Cerdeña vista por los primeros viajeros y escritores del pasado: hablan de una tierra que emerge lentamente del mar, describiendo el espectáculo de la naturaleza que se revela, envuelta en una intensa luz. Montañas que se degradan hacia las costas a veces suavemente, a veces repentinamente, enmarcando escenarios que nunca son los mismos. Desde el mar hasta el interior, el tramo es siempre corto y está salpicado de pequeñas y características ciudades, el "alma» íntima de Cerdeña. En los caminos que conducen al corazón de la isla, acogidos por la cálida hospitalidad de sus comunidades, descubrirá la vida auténtica y las tradiciones ancestrales de los pueblos. Se perderá en el entrelazamiento de callejones pavimentados, encontrará edificios antiguos, monumentos naturales, patrimonio arqueológico, descubrirá obras maestras de la artesanía y sabores inimitables. Usted experimentará la esencia de Cerdeña, su verdadera identidad.