El mar es el protagonista indiscutible de Santa Teresa Gallura, un pueblo de cinco mil habitantes que, en verano, multiplica su población con la llegada de miles de turistas en busca de diversión en sus locales de moda, donde tomar un aperitivo y disfrutar de un concierto en directo. Víctor Manuel I de Saboya la fundó en 1808 rebautizando una localidad llamada Longosardo (o Longone), que gozaba de una posición única en el estrecho de Bonifacio, con el nombre de su esposa, María Teresa. El núcleo urbano se extiende siguiendo el perfil sinuoso de dos ensenadas. A oriente, Porto Longone, donde se encuentra el puerto deportivo; a occidente, la bahía de Rena Bianca con una extensa playa de arena muy fina y colores deslumbrantes, muy cerca de la plaza principal del pueblo. Sus límpidas aguas seducen con su infinidad de tonalidades, premiadas en más de una ocasión con la Bandera Azul. En lo alto se alza la sugestiva torre de Longosardo, hecha construir por Felipe II de España. Cerca del pueblo hay tantas playas de indescriptible belleza que podrás visitar al menos una o dos cada día: la amplia y bien equipada playa de La Marmorata, la pintoresca cala Sambuco, la sugestiva cala Balcaccia y la playa de Santa Reparata, que te sorprenderá con su mar límpido y sus arrecifes rocosos, perfectos para inmersiones. Siguiendo hacia el oeste, encontrarás el promontorio del cabo de Testa, la punta más septentrional de la isla. En el istmo que une la península-promontorio con la tierra firme cabe señalar dos hermosas playas: Rena di Ponente y Rena di Levante. Con cualquier condición de viento, gozarás de un mar tranquilo eligiendo la playa de uno u otro lado. Desde Rena di Levante se llega a la playa de Capicciolu, llamada familiarmente playa de zia Colomba, famosa por su gruesa arena dorada. Quizás aquí surgía la antigua Tibula con su puerto de donde partían naves cargadas de granito para decorar los palacios de la antigua Roma. En la parte occidental del cabo, destaca la espectacular zona llamada de Cala Grande - Valle de la Luna, símbolo de Santa Teresa, donde entre paredes de granito, modeladas por las fuerzas de la naturaleza, se esconde algunas pequeñas calas. En este escenario mágico se celebra el festival Musiche sulle Bocche, todavía más espectacular cuando la luz de la luna lo ilumina. En dirección de Palau encontrarás las piscinas graníticas de Valle dell'Erica, la larga playa de Porto Liscia-Sciumara, patria del surf, y la armoniosa paz de Conca Verde. En un romántico pinar a tres kilómetros del pueblo brilla la cúpula revestida de cobre de la iglesia de Nuestra Señora del Buen Camino, construida a principios del s. XX sobre los restos de un edificio medieval. No te pierdas la Batería Ferrero, restos de una fortificación de la Segunda Guerra Mundial con puestos de artillería, búnkeres, cuarteles y minas. Los complejos arqueológicos más interesantes son nurágicos: Lu Brandali y sa Testa.