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Anclados en los mares de Cerdeña

En velero se llega a los tramos de costa más secretos y recónditos, calas escondidas entre fiordos por descubrir, encantadores acantilados y peñascos que admirar de costa a costa, escasos archipiélagos con vida submarina a su alrededor que explorar practicando snorkel, dunas de arena y playas caribeñas a las que llegar nadando y en canoa. Los días en velero discurren por parajes del Edén, escenas memorables para puestas de sol inolvidables. Es una forma verde y sensorial, estimulante y fantástica de vivir el mar de Cerdeña, elegido por los navegantes como un paraíso de bellezas, donde está prohibido el aburrimiento.

Las launeddas y los otros, Cerdeña en música

Antes no había momento importante en la vida o fase en el ciclo de las estaciones que no se acompañara y celebrara con música. Un vínculo profundo, el de los aspectos sagrados y profanos de la vida cotidiana, que -aunque ha cambiado- aún continúa hoy, en ocasiones especiales, cuando resuenan los instrumentos musicales, símbolos de la tradición de cada comunidad. Se trata de fiestas patronales, actos identitarios y grandes festivales, desde la fiesta de Sant'Efisio en Cagliari hasta la Cabalgata Sarda de Sassari, pasando por la fiesta del Redentor de Nuoro, así como durante los ritos de Semana Santa en muchos lugares sardos.

Oasis protegidos entre la tierra y el mar

Con botas de montaña o en bicicleta, y siempre con prismáticos y smartphone. Y, por supuesto, mucha curiosidad por explorar la naturaleza. Es lo que tiene sumergirse en un mundo "acuático" muy cercano al mar, pero lejano en cuanto a características y formas de vivirlo: son los humedales y marismas de Cerdeña, ecosistemas poblados por especímenes de flora y fauna a menudo raros, donde reina un delicado equilibrio entre el hombre y el medio ambiente. Destinos ideales para paseos relajantes, especialmente con los cálidos colores del amanecer o el atardecer. A veces, el mar y el estanque apenas están separados por una franja de arena, como en Villasimius, en la zona marina protegida de Capo Carbonara: detrás de la playa blanca de Porto Giunco encontrarás el estanque de Notteri, cuyas aguas azules se tiñen del rosa de sus habitantes más famosos, los flamencos.

En moto por la costa

Amada por los viajeros que buscan lugares solitarios, Cerdeña también es el destino con más clic por los motociclistas gracias a las emociones que despiertan muchas carreteras de la costa y las montañas, sinuosas y panorámicas, adecuadas incluso para los motociclistas menos atrevidos. El tramo de costa que va de Bosa a Alghero, entre acantilados y barrancos a pico que se asoman al mar es la ruta ideal para los motociclistas, un viaje a través de maravillas naturales, al descubrimiento de patrimonio arqueológico y calas secretas.

En Cerdeña, como en Hawái

Nunca traicionan las citas y llegan a la orilla hermosas y regulares. En Cerdeña, hay olas para "surfear" en casi todas partes. Incluso las estrellas del surf lo han descubierto, buscando lugares cercanos donde entrenarse para los diversos desafíos internacionales. Pero, sobre todo, el "boca a boca" se difunde entre el ejército de aficionados no competitivos que buscan pura diversión. La gran parte sabe en qué playa llegan las mejores olas y se desplazan de un lado a otro de la Isla para esperarlas y cabalgarlas, como si estuvieran en lugares exóticos, templos clásicos del surf. Sin embargo, en Cerdeña se puede surfear sin traje de neopreno hasta finales de otoño

Mare nostrum

Aguas transparentes bañan kilómetros y kilómetros de costa libre, paisajes de ensenadas, acantilados, calas y una infinidad de playas. A algunas se puede llegar dando un corto paseo, donde incluso en la celebración de mitad de agosto «Ferragosto» no te encontrarás codeándote con los vecinos de la sombrilla. Otras, sin embargo, las encontrarás enclavadas entre fantásticos acantilados, cerca de frescos pinares, suaves dunas de arena y oasis naturales habitados por flamencos rosas. Cada una habla su propio idioma: las hay preciosas y delicadas que parecerá una afrenta pisarlas, otras tan salvajes que sientes la emoción de ser el primero en visitarlas, a veces es su experiencia lo que prima sobre la belleza. Todos los días podrías cambiar de playa libre, quizá más de una en la misma jornada, pero toda una vida de vacaciones en Cerdeña no bastaría para saber lo grande que es su mar.

Cerdeña, momentos mágicos

Aquí habitan la potencia de la naturaleza salvaje y el encanto del mar, el estilo de vida glamuroso y el atractivo magnético de las culturas atávicas. Es fácil pensar en Cerdeña para cumplir cualquier deseo que se nos ocurra en cuanto a lugares originales y memorables para celebrar bodas, renovaciones de votos y aniversarios. En las localidades marítimas se celebran por doquier, en playas y acantilados, al pie de faros y torres costeras, incluso en islotes a la vista de la costa. Y sorprenderás aún más a tus invitados si dirás el sí quiero en el silencio surrealista de aldeas mineras o de pueblos de antaño abandonados, ahora renacidos a una nueva vida, en encantadoras iglesitas rurales perdidas en el desierto de poéticos paisajes primordiales o en presencia de reinos nurágicos y pozos sagrados, no en vano construidos en lugares llenos de energía positiva, un plus dejado en dote por gente antigua para tus momentos especiales.

Hasta el último rayo de sol

El clima es templado y el sol brilla, las costas se van quedando poco a poco más desiertas, alrededor no hay signos de turismo excesivo. Al final del verano, la naturaleza onírica del mar de Cerdeña recupera el aliento y vuelve a conquistar su espacio. Es el mejor período para seducir a los más escépticos con auténticas playas privadas, entre acantilados que son obra de arte del viento y las olas, dunas de arena blanca y lagunas coloreadas por flamencos rosas. Y aún quedan muchos días templados y muchas horas de luz para hacer trekking hasta las calas más recónditas o visitar en minicruceros los oasis marinos que protegen las islas a la vista de la costa: Tavolara, Asinara, Mal di Ventre, dei Cavoli y el superlativo archipiélago de La Maddalena, donde brilla la más bella de las bellezas, Budelli.

Escribe septiembre, lee mar

Ha sido un gran bullicio en las costas de Cerdeña, una explosión de vida y animación. Ahora debuta el mar más seductor, y será un final de temporada sensacional. Una vez pasados los días de calor y congestión del verano, las playas, calas e islotes se pueden disfrutar de nuevo en silencio, desde el amanecer hasta el atardecer, al sol y en el agua, tan caliente como en pleno verano. Y ahora sólo sentirás las olas rompiendo en la orilla y el vibrado sonido de las cigarras posadas entre los matorrales de enebro y mirto. No deja escapatoria la feliz combinación de toques tropicales y áspera autenticidad mediterránea, llega al alma el extraordinario mar de Cerdeña en otoño.

En el camino, descubriendo eventos milenarios

Pasos lentos, ojos curiosos y cargados de sugestiones, ánimo sereno y deseoso de emociones, así se camina por los pequeños pueblos y la naturaleza virgen de Cerdeña, inmerso en una atmósfera de pureza y relajación, lejos de multitudes y excitaciones. Es el rostro íntimo y auténtico de una tierra mítica, en la que se pueden captar claramente las huellas, materiales y de otro tipo, dejadas por acontecimientos históricos y hombres de fe que, siglos o milenios después, siguen suscitando la intensa devoción de caminantes, peregrinos y visitantes de estos lugares. Las pruebas atávicas están inevitablemente entrelazadas con leyendas, rituales tradicionales, conocimientos relacionados con la naturaleza, el arte y la comida. Tras las huellas de santos y mártires, antiguos y modernos, descubrirás realidades donde pasado y presente conviven en un tiempo que parece haberse detenido, y será acogido por comunidades que consideran sagrada la hospitalidad.