Calas de arena rosada y aguas cristalinas, largas playas "desiertas" de arena blanca, acantilados con impresionantes fondos marinos, estanques habitados por flamencos y, en el interior, bosques, viñedos, cuevas, cultura y tradiciones culinarias. Se trata de Porto Pino, en el territorio de Sant'Anna Arresi, embellecido, al este, por el promontorio del mismo nombre cubierto de robles, enebros y los rarísimos pinos carrascos, según la leyenda la madera preferida de los fenicios para sus barcos. Mientras que en la ladera opuesta domina el matorral mediterráneo.