Una pintura romántica hecha de relieves de piedra caliza, profundas dolinas, cañones y exuberantes valles. Los alrededores de Oliena, un pueblo de Barbagia al pie del Monte Corrasi, a diez kilómetros de Nuoro, son un inmenso monumento natural, ideal para practicar senderismo, ciclismo, escalada y kayak. El primer asentamiento fue romano, una confluencia de pueblos 'rebeldes' como los Ilienses, según Sallustio, troyanos que huyeron a la isla. Hoy, la ciudad, poblada por siete mil habitantes, ostenta la Bandera Naranja, gracias a su naturaleza, cultura, artesanía y acogedora comunidad. Manos hábiles son las creadoras de obras admirables: arcas de madera, que conservan el carasau, finos bordados en ropa, alfombras, mantas y joyas en filigrana. El aceite producido a partir de finas variedades de aceitunas y el Nepente, el famoso cannonau venerado por D'Annunzio, son las excelencias de los campos. La deliciosa cocina de huella pastoral es una experiencia única: macarrones de busa, pani frattau, cochinillo, quesos y dulces elaborados con miel y almendras: pistiddu para los fuegos de San Antonio Abad, origliettas en carnaval, casadinas en Pascua, papasinos en Ognissanti, amaretti para ceremonias familiares. Durante todo el año seadas, pistoccos y s'aranzada. También los probará durante el Otoño en Barbagia. Se espera la celebración de s'Incontru, el último acto de la Semana Santa: la escenografía está adornada con ropa elegante y joyas tradicionales.