La arena de un blanco resplandeciente se te aparecerá inesperadamente, después de recorrer una larga carretera que pasa en medio de enebros, pinos y encinas. Parece un lugar de otro mundo, pero no lo es, sino que está aquí, en Cerdeña: es el oasis de Bidderosa con sus cinco calas de ensueño, ubicado en un parque natural de 860 hectáreas, formado, en gran parte, por bosques y maquia mediterránea; protegido por el gobierno regional, su gestión corre a cargo del ayuntamiento del pueblo de Orosei, del cual queda a 13 km hacia el norte. El acceso de vehículos está limitado de mayo a finales de octubre. En bicicleta o a pie podrás acceder durante todo el año, pero deberás respetar algunas normas elementales destinadas a preservar este rincón de paz en medio del verde. Con una bella caminata, podrás disfrutar plenamente de esta reserva natural, admirando su rica vegetación, sus artísticos relieves de granito y sus enebros centenarios inclinados por el viento cerca de su blanca costa. También puedes llegar por la playa, desde la vecina cala Ginepro, ubicada al sur, pero deberás hacer un corto tramo nadando; por suerte, con la marea baja, el agua tiene solo un metro de profundidad. La primera playa del oasis está a cuatro kilómetros de la entrada; luego, le siguen las otras cuatro, todas de aproximadamente un kilómetro de longitud. Más allá, yendo hacia el norte, se esconde otro trozo de paraíso: la espléndida playa de Bèrchida, en el municipio de Siniscola.