La sepultura de Motorra constituye un raro ejemplo de dolmen de corredor. Construida en piedra basáltica, presenta una planta hexagonal (1,80 m x 2,10 m x 0,80 m) rodeada por ocho lastras rectangulares bien trabajadas en su interior y cubierta por un solo lastrón pentagonal irregular (3,00 m x 2,90 m. 0,35 m/0,30 de espesor). A la cámara funeraria se llega a través de una entrada, orientada al sur-suroeste, que aún conserva in situ su boca ahora fragmentada. La entrada conduce a un pequeño corredor - de menor altura que la cámara funeraria - formado originalmente por cuatro ortostatos y cubierto por tres lastras ahora removidas. La sepultura está cerrada por un doble peristalito elíptico (4,90 m x 4,10 m) constituido por once lastras restantes. La estructura servía para sostener el fino montículo de tierra y piedras que cubría la tumba. En el lado oeste del persitalito, en dirección noroeste de la tumba, se puede ver tres lastrones uno al lado del otro y fijados a cuchillo en el suelo (2 m aprox. de largo): algunos estudiosos consideran que los ortostatos son los restos de una pared de refuerzo a lo largo de la zona más expuesta a la intemperie, mientras que otros creen que son los remanentes de un segundo peristalito más externo. Los materiales recuperados de las intervenciones ilegales permiten datar la tumba y reconstruir las diversas etapas de su uso. Los hallazgos más antiguos y significativos son cuatro fragmentos de arcilla de la cultura Ozieri. Asimismo, se han descubierto dos cuentas de calcedonia, un peculiar amuleto de hueso en forma de cabeza humana (1,9 cm de alto), un pequeño brazal de tres agujeros en arenisca (4,4 cm de largo. 2,1 de ancho) y algunas cerámicas de la cultura Bonnanaro.